“Hay que apoyar a la gente que hace las cosas bien y se deja el alma en que su trabajo dé sus frutos”. Así de tajante se muestra Morante de la Puebla sobre la campaña que realizó la empresa Loyjor el año pasado en Alcalá de Henares, que no pudo fructificar debido a la suspensión in extremis del ciclo complutense. “Recuerdo que lo viví con estupor y con cierto cabreo, como cualquier aficionado, porque fue muy injusto”, asegura José Antonio, “porque unos días después también se suspendió San Sebastián de los Reyes y Aranjuez de un modo muy político, pero aquí estamos este año para apoyar a la gente que hace las cosas como se debe”.
El torero sevillano es, hoy por hoy, uno de los que más aficionados arrastra con sus actuaciones, y son varios los carteles de ‘No hay billetes’ que ha colgado en las plazas con su presencia. Por eso su participación en Alcalá tiene la importancia que otorga cargar con el peso de la taquilla. “Creo que con esa intención me propuso la empresa torear y es con el ánimo con el que yo voy”, afirma Morante. “Todo lo que podamos hacer para apoyar una plaza como esta, que llevaba seis años sin dar toros y que sufrió una situación muy injusta el pasado año creo que debemos hacerlo. Pienso que el año pasado la empresa hizo una labor de comunicación y publicidad impresionante, con un esfuerzo grande y eso hay que premiarlo. Por eso cuando me lo propusieron, no pude decir que no, a pesar de que al día siguiente toreo en Colmenar Viejo, que está relativamente cerca. Creo que la empresa se merece el apoyo”.
Y es importante la aseveración de José Antonio, porque tiene claro que la carrera de un toreo es efímera, pero hay que trabajar para que exista un futuro. “Nosotros pasamos por la historia, toreamos y nos vamos, pero es necesario que existan empresas que hagan las cosas bien para garantizar el futuro a los que vienen detrás de nosotros”, explica el toreo. “A las ferias hay que dotarlas de ambiente y promocionarlas como lo hicieron ellos el año pasado y como están haciendo este año, que están en ello”.
Todo esto sucede en la temporada que lleva escrito con las más grandes letras el nombre de Morante de la Puebla, que ha decidido apostar por la diversidad de encastes para, como él mismo explica, “buscar otras formas de hacer el toreo. Si toreas siempre animales que proceden de una misma raíz lo más normal es que el toreo sea muy similar con todos. Sin embargo, buscando otras ramas de la genética y otro tipo de comportamientos varía también tu forma de interpretar. Creo que los toreros que más toreamos estábamos muy encasillados en el toro de Domecq porque es el que mejor se ha adaptado a las exigencias del toreo moderno, pero estoy seguro de que la gente también busca otra variedad, y lo están demostrando este año”.
Es posible que ni siquiera lo haga por eso, pero hay mucho de reivindicación en el que tal vez sea el más regular de todos los que han recibido la denominación de artistas. Tal vez, también, porque la palabra artista “está muy devaluada”, espeta Morante. “A cualquier cosa se le llama artista hoy en día, y creo que se ha vaciado la palabra de significado. A lo mejor es más preciso hablar de escuelas o corrientes para asemejar a cierto tipo de toreros. A mí me gusta la comparación –desde la más absoluta humildad- con el maestro Antonio Ordóñez, que rezumaba arte pero también era muy valiente”.
Y es que para torear como lo hace Morante, hace falta mucho valor…